Otro día sin ningún resultado. Al principio tener un objetivo me mantuvo muy activo y concentrado en mis labores de explorador y rastreador. Pero después de días y días de la misma actividad he empezado a hacerlo mecánicamente.
Me levanto todos los días a la misma hora, voy al lugar dónde lo dejé la anterior jornada, peino una zona, me detengo para comer, más de lo mismo en la tarde y después regreso a mi campamento a descansar. De pronto estoy en un bucle interminable que lo cumplo una y otra vez y hoy, en medio de la búsqueda me di cuenta de que no sabía lo que estaba haciendo.
Es decir, sabía que buscaba señas o huellas en el bosque, pero en el fondo no entendía el objetivo de lo que estaba haciendo. Y eso me dio pánico. Después de tanto tiempo de que cada día sea algo nuevo, por obligación, ya que antes de que pueda estar un poco estable cada día era un nuevo reto para sobrevivir. A pesar de que cada día mi objetivo era sobrevivir tuve que ingeniarme en cada oportunidad para poder comer o guarecerme del exterior.
En algún punto se me despertó un tipo de instinto que me permitía mantenerme atento en cada situación, y este sentimiento de alerta permanente a diferencia de extenuarme, me dio una energía renovadora. Y hoy me di cuenta de que estoy perdiendo esta sensación.
No quiero perder este instinto, no solo porque se siente bien estar atento a lo que pasa alrededor es lo que me ha mantenido vivo hasta ahora. No me he rendido ni mucho menos, pero por unos cuantos días detendré mi búsqueda y replantearé mis decisiones.
Hoy no alcanzo a comprender como antes de todo podía tener la misma rutina cada día. Creo que el ser humano y la productividad” le hicieron muy mal a la humanidad. Puede que eso tenga algo que ver con la desaparición de la gente. Ahora que lo escribo me suena algo ridículo. Pero de lo que estoy seguro es que en un apocalipsis diferente la gran mayoría, incluyéndome, no lo hubiésemos logrado. Estábamos totalmente dormidos.
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