top of page
Foto del escritorSimón

Diario de un sobreviviente Día 08

Actualizado: 3 mar 2020



Me acabo de despertar muy agitado, deben ser alrededor de las 3 y media de la mañana y una vela es lo único que ilumina mi pequeño campamento. No es que me haga falta en general, la he prendido únicamente para poder escribir. Cuando me desperté tenía fiebre y estaba muy asustado, no estoy enfermo ni me siento mal, es muy extraño.


No recuerdo que es lo que estaba soñando, pero siento que era algo importante. De todas formas, después de eso ya no pude dormir de nuevo, me quedé escuchando los sonidos del bosque y me pregunté por qué antes la sociedad estaba tan empecinada en silenciar todo esto.

A duras penas recuerdo como era la ciudad antes, pero estoy seguro de que nunca escuché estas cosas, los grillos, el viento y el ulular de lo árboles meciéndose de un lado a otro seguramente estaban ahí pero nunca me detuve a escuharlos.


Parecía que todos estábamos empecinados en estar ciegos y sordos a lo que nos rodeaba, seguros en nuestras casas de cemento, iluminando cada sendero artificial pavimentado para no tocar la tierra, con música fuera de los locales comerciales y uno con audífonos a todo volumen. Parecería que teníamos miedo a lo de afuera, a lo real.


Y eso que yo tenía un hermoso departamento junto a un bosque, pero jamás en los 10 años que viví ahí pisé ese lugar, estaba allá, fuera del alcance, lejos. Cercado y encerado para que no nos ataque, pero para que podamos verlo, algo así cómo un zoológico. No entiendo para que quería un departamento junto a un bosque si ni siquiera me detenía a verlo.


Hasta cierto punto creo que entiendo esta actitud que teníamos, creo que se debe a algún tipo de instinto de supervivencia, porque al principio yo también tenía mucho miedo, sentir el vacío enorme de la oscuridad de la noche es lo que más vértigo me ha dado en la vida. Nunca había experimentado la oscuridad de esa forma.


Quizás por eso nos inventamos los mitos de los vampiros, seres totalmente opuestos a nosotros, pero en el fondo iguales. Los vampiros huyen de la luz y parecería que a los humanos nos da pánico de muerte la oscuridad. Tanto así que creamos ciudades, ataúdes gigantes, iluminados de esquina a esquina para escondernos agazapados y llenos de luz sin parar, ocultos de la noche.


Nada se compara a la verdadera oscuridad, sin ningún farol o luz o fuego cerca. Solo el inmenso vacío y todo lo que contiene. Sí, es verdad, la noche era el momento en el que más miedo pasaba y solo rogaba con todas mis fuerzas que termine pronto, me sentía un adicto con síndrome de abstinencia, solo que mi droga era la luz.


Pero el tiempo acostumbra a uno a todo, ahora puedo moverme relativamente bien en medio de la noche y al menos ya no caigo en desesperación al ver los atardeceres. Ese sentimiento inexplicable de maravilla que sentía al ver un atardecer antes, seguro era mi yo primitivo gritando de pánico ante el advenimiento del ala inmensa de la noche.


Hoy espero que amanezca, pero por otros motivos, debo seguir mi exploración, sé que otra persona está cerca. Lo siento en los huesos y debo encontrarla. Hasta ahora he mantenido un perfil bajo, no he querido llegar y avisar que estoy aquí con bombos y platillos, no sé lo que ha vivido esa otra persona y si es que está en estado de recibirme así, de pronto.


Lo ideal será que logre encontrar el rastro y poder observarla de lejos y acercarme poco a poco… sí creo que es lo mejor.

16 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page