Lamentablemente las plantas siguen marchitas, regué las que pude, pero siento que debo guardar agua, me lo dice algo dentro de mí. Antes nunca hubiese seguido mi instinto, creo que ni siquiera lo tenía y estoy seguro de que esta capacidad de seguirlo que mis sentidos me dicen es una de las principales causas por las que pude sobrevivir.
Recuerdo que había bromas en las redes sociales que decían que las nuevas generaciones pensaban que las frutas venían de los supermercados y a mi me parecía una exageración absurda. Y obviamente yo sabía que las frutas y vegetales venían de plantas y árboles cultivadas por personas que nunca había visto, allá, lejos en los campos. Es más, hasta había visto varios árboles frutales en una visita a una finca de un amigo.
Pero creo que hasta cuando empezó esto no había entendido en realidad que efectivamente las frutas vienen de la tierra y de lo que surge de ella. La idea profunda de que algo nace de la tierra con dificultad y necesita cuidados y atención hasta ese punto había sido algo tácito y mi experiencia con la agricultura se resumía al fréjol que hice germinar (y murió en una semana) en el jardín de niños.
Cuando tuve que enfrentarme a la tierra fue algo muy difícil, y eso que aún soy un novato porque al tener todos los recursos para mi solo, hubo un gran periodo de tiempo en el que no hice nada, y por otro lado, muchas cosas estaban ya hechas. Los viajes suelen ser largos, pero podía dirigirme a huertos en pueblos cercanos dónde encontré campos listos para cosechar, o en su defecto herramientas y semilleros.
Así que no estoy muy seguro de que me hubiese pasado si me hubiesen puesto a mi solo a empezar de cero, probablemente hubiese durado una semana, sobre todo sin un tutorial de YouTube.
Ayer estaba un poco triste por encontrarme solo, pero, aunque aún estoy meditabundo (le confiero gran parte de la responsabilidad al sol que me derrite todo el día) también he de anotar que estar solo tiene su lado bueno. En este tiempo he aprendido muchas cosas de mí que hasta ahora no me había dado cuenta, y que de hecho no quería ser responsable. Partes de mi que hubiese negado rotundamente si no hubiese tenido este tiempo de silencio.
Encontré muchas cosas que me conforman que odié, sufrí y estuvieron a punto de desquiciarme, aún estoy trabajando en ellas, pero ahora entiendo, al igual que las plantas, que conocerse a uno mismo es algo que creía tener muy dominado pero que estaba muy lejos de comprender en realidad. Y solo así, en silencio y obligándose a escucharse a uno mismo esa voz silenciada que llamo instinto empieza a surgir, y al fin empecé a saber quién era.
Mañana saldré a buscar agua en las tiendas, espero que no haga tanto sol porque tengo un largo viaje por delante.
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